Marga Gil Roësset, la genio torturada

Ilustración de Sofía Montero

Marga Gil Roësset nació en marzo de 1908 en Las Rozas de Madrid. Escultora, ilustradora y poetisa española, perteneció a las Sinsombrero, el grupo de mujeres influyente y compañero al de la Generación del 27

Siguiendo una tradición de mujeres artistas en su familia, Marga fue educada en lenguas, ciencia, deportes, arte y música; fomentando su inteligencia desde muy pequeña junto a su hermana mayor Consuelo.  

Desde niña fue considerada una prodigio, mostrando un extraordinario talento por el dibujo que quedó patentado en 1920 con la publicación de El niño de oro, un libro escrito por su hermana y primordialmente ilustrado por ella. 

  Ilustración del Niño de Oro, 1920 

En 1923, estando en París, publicó de nuevo un cuento con su hermana, Rose des bois, alcanzando un gran nivel con tan solo 15 años y dando un giro radical empezando a formarse en la escultura. Sus padres, queriendo formarla con los mejores profesionales y en las mejores condiciones, contactaron a Victorio Macho (precursor del movimiento contemporáneo en la escultura española) para ser su profesor, aunque este se negó para no influenciar o limitar su talento. Así pues, fue completamente autodidacta, presentando a los 22 años en la Exposición Nacional de Bellas Artes su obra Adán y Eva, similar en estilo al expresionismo europeo, que recibió un gran éxito.

Adán y Eva, 1930 

En 1931 sus libros y dibujos fueron expuestos en la Exposición Internacional del Libro de Arte organizada por la Asociación Internacional del Libro de Arte Francés en el Petit Palais en París. Sus esculturas destacan por una gran técnica y expresividad, dominadas por una visión pesimista de la condición humana. 

Su trayectoria artística sorprende principalmente por los numerosos cambios de género artístico (papel, madera, escayola, acuarela, tinta) en un plazo de tiempo bastante breve.  

En julio de 1932, a los 24 años, Margarita Gil Roësset se quitó la vida. Meses antes, había conocido a Zenobia Camprubí, de la que era gran seguidora, y su marido, Juan Ramón Jiménez, de quién se enamoró perdidamente. Se especula que estos sentimientos, intensos e imposibles, se habían mezclado con falta de confianza y una juventud que le hacían infeliz. Antes de morir, le entregó a Juan Ramón Jiménez un diario con poemas e ilustraciones dónde confesaba sus sentimientos. Éste se publicó en 2015. Además, intentó destruir lo que se creyó era toda su obra (entre esculturas y pinturas/ilustraciones) hasta 2001, cuándo el Círculo de Bellas Artes de Madrid consiguió recuperar lo que restaba de sus obras mediante exposiciones y artículos de prensa.  

Tras su inesperada muerte, en 1933 se publicó un libro póstumo con texto español y francés escrito por su hermana Consuelo, con música de su cuñado José Mª Franco y tres de sus ilustraciones. Una de éstas se parece tanto a las ilustraciones de El Principito de Antoine de Saint-Exupèry, que se considera que se inspirara en ellas, pues el autor conocía su trabajo ya que había visitado España en varias ocasiones. 

La biblioteca de Las Matas se bautizó con su nombre en honor a su memoria. 

                                              

Ilustración de Canciones de Niños, 1932 

 

Sofía Montero
Sofía Montero

Redactora e ilustradora

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